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lunes, 6 de febrero de 2012

El retiro

He decidido retirarme en el silencio de un Monasterio perdido en las montañas más remotas que conocía.
En el silencio  que me regala, en la calma de sus salones y en la reflexión de sus habitaciones, espero encontrar algo que he perdido.
Lo he debido perder en algún cajón de casa, o de la oficina o... vete tu a saber.   Entre tantas prisas, desayunos de pie y comidas de tupper no encuentro lo olvidado en la vorágine de la metrópolis.
Quizás lo perdí en la firma de algún contrato, de algún crédito personal, en los insultos del atasco diario o en la cola de la caja del supermercado.
Dónde lo perdí es lo de menos, lo más importante es procurar localizarlo lo antes posible, volver a retenerlo en mi interior y, esta vez, no volverlo a olvidar en cualquier sitio.
Espero que entre Maitines, Eucaristías y Completas, lo Perdido vuelva conmigo y le juraré que ya no lo abonadonaré jamás, sé que no me he portado bien con él, de hecho tengo dudas si lo he extraviado o si más bien me ha abandonado él a mi.   No lo tengo claro. Si fuera así no lo culparía.
Aquí lo Perdido se para, parece que espera tras una columna del coro o en el presbiterio , debajo de la imagen de Santiago Apóstol o de la Virgen del Remedio, pero cuando corro para atraparlo desaparece, quizás corriendo y con impaciencia no vuelva conmigo. Es por eso que vine aquí, para retomarme a mi mismo, retomar mi pulso, mi paciencia y el control.  Gracias a eso lo encontraré, a él, mi Respeto. Recuerdo que primero lo perdía hacía los demás y luego lo perdí de mi mismo y, está claro, si no respetas no te respetan.  Todo me empezó a ir mal cuando lo extravié, al no respetar, ni respetarme dejé de cuidarme como correspondía, visitaba más bares que clientes, después más clubes que bares y clientes juntos.  Me hecharon del trabajo, ya no podía ir al bar pero el Vino del supermercado es más barato y el efecto es el mismo.  Me fuí quedando solo.
Tras la última borrachera tuve la suerte o la desgracia de verme reflejado en un espejo que el azar puso allí y lo que vi me asustó, tenía terror de esa mirada... y por eso me he dado esta oportunidad.  Si no la encuentro desapareceré, me fugaré al reino de la Paz.
Por favor, si veis lo que busco no lo dejéis perder... es muy valioso.

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